Es increible como un simple comentario te puede cambiar todo el panorama en un instante.
Estaba a tan solo 3 cuadras de mi casa, cuando subiendo por la escalera que viene del viaducto veo que un hombre me está por ofrecer un volante. Como de costumbre iba a rechazárselo. Pero sumado a mi negación de aceptarlo estaba el cansancio acumulado durante todo el día. El cuerpo cansado, la mente cansada y unas enormes ganas de llegar cuanto antes a casa.
Totalmente abstraida en mi mundo, "cruje y no ve la mañana, antes quiere ser parte del show" sonando en mis auriculares a un volumen lo suficiéntemente fuerte como para sentirme liberada de todo lo que me rodeaba. El hombre me ofrece el volante, ya sin ganas hago un ademán de "no, gracias" casi imperceptible y cuando sigo de largo lo escucho "fuerza que ya estás cerca". Una mezcla de agradecimiento y remordimiento me atrapó por un momento. El remordimiento por sentirme tan importante que no puedo ni rechazarlo amablemente. El agradecimiento por ser la razón por la cual a 3 cuadras de mi casa y con la pila de cansancio en mis hombros, logró arrancarme una sonrisa. Es un simple comentario...y mejoró notablemente ese instante.
No se si fue un comentario simpático estratégico para repartir sus volantes y llegar el mismo a su casa. Conmigo dos segundos antes hubiese funcionado y el volante se iba conmigo.
Gracias señor de los volantes de "Morita" a la salida de la escalera del viaducto!

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