
No hay que dejar que las emociones del momento nos atrapen ante una situación inesperada. O debería decir todo lo contrario? No soy partidaria de hacer diferencia de género, pero las mujeres tenemos esos días en los que pareciera que nos quitamos la armadura metálica y cualquier situación nos desborda.

¿Servirán esos días para visualizar una circunstancia como realmente es? ¿O deberíamos limitarnos a no emitir opinión - verbal y/o física - al respecto?
Lo cierto es que esas cataratas de conmociones son, muchas veces, señales de que tenemos que ir con cuidado a la hora de emitir un juicio. Más allá de que el deshacernos de esa tan pesada y atrapante coraza nos de una hermosa sensación de libertad, estos mensajeros químicos nos quitan el freno de la inhibición. Esa inhibición que suele ser limitante a la hora de hablar, pero ayuda a tomarnos unos segundos para elegir la decisión que realmente pensamos certera. No se si resulta certera, pero por lo menos en el momento lo creemos.

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