...el punto matemático del cual debía partir la acción para convertirse en reacción, el punto de apoyo para palanca de que nos habló Arquímedes; ese punto de apoyo para mover las fuerzas del Universo, es la armonía; no habiendo armonía, no hay estabilidad, y no habiendo estabilidad, no hay apoyo y no existiendo el apoyo, no puede haber desplazamiento de fuerza afectiva...

martes, 4 de marzo de 2014

La carta en el camino


Ay Blog, que abandonado te tenía! O bien no surgieron
situaciones que ameriten ponernos en comunicación o 
no sentí la necesidad de confesártelas.

Mi situación actual definitivamente lo amerita. 
Si, apareció alguien que me hace tener esperanzas 
sin cimientos. Para aventurarse en un estado novelezco 
como el mío actual, debe valer la pena, no? 
Físicamente, para mi pesar (y creo y quiero que para el 
suyo también) está distante. La música, la cinegrafía y 
la poesía actúan como "bálsamo" (cara cómplice)en 
la escasa (muy escasa, si se me permite) comunicación
en cuenta. Por otro lado, estos funcionan como cebador 
para mantener la esperanza. Yo *espero* que el reencuentro 
sea tanto pronto como definitivo. Y si el próximo reencuentro 
no es definitivo, cuando -el que si- lo sea, que no me encuentre 
con mis esperanzas enfocadas en otro sitio, pues este alguien, 
quien me invita a volver a escribirte, me saca sonrisas,suspiros, 
admiración, ternura, proyección, intriga, ansiedad...
...es decir, me tiene cautivada.

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Adiós, pero conmigo
serás, irás adentro
de una gota de sangre que circule en mis venas
o fuera, beso que me abrasa el rostro
o cinturón de fuego en mi cintura.
Dulce mía, recibe
el gran amor que salió de mi vida
y que en ti no encontraba territorio
como el explorador perdido
en las islas del pan y de la miel.
Yo te encontré después
de la tormenta,
la lluvia lavó el aire
y en el agua
tus dulces pies brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte
una cueva y allí tu Capitán
te esperará con flores en el lecho.
No pienses más, mi dulce,
en el tormento
que pasó entre nosotros
como un rayo de fósforo
dejándonos tal vez su quemadura.
La paz llegó también porque regreso
a luchar a mi tierra,
y como tengo el corazón completo
con la parte de sangre que me diste
para siempre,
y como
llevo
las manos llenas de tu ser desnudo,
mírame,
mírame,
mírame por el mar, que voy radiante,
mírame por la noche que navego,
y mar y noche son los ojos tuyos.
No he salido de ti cuando me alejo.
Ahora voy a contarte:
mi tierra será tuya,
yo voy a conquistarla,
no sólo para dártela,
sino que para todos,
para todo mi pueblo.
Saldrá el ladrón de su torre algún día.
Y el invasor será expulsado.
Todos los frutos de la vida
crecerán en mis manos
acostumbradas antes a la pólvora.
Y sabré acariciar las nuevas flores
porque tú me enseñaste la ternura.
Dulce mía, adorada,
vendrán conmigo a luchar cuerpo a cuerpo
porque en mi corazón viven tus besos
como banderas rojas,
y si caigo, no sólo
me cubrirá la tierra
sino este gran amor que me trajiste
y que vivió circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo,
en esa hora te espero,
en esa hora y en todas las horas,
en todas las horas te espero.
Y cuando venga la tristeza que odio
a golpear a tu puerta,
dile que yo te espero
y cuando la soledad quiera que cambies
la sortija en que está mi nombre escrito,
dile a la soledad que hable conmigo,
que yo debí marcharme
porque soy un soldado,
y que allí donde estoy,
bajo la lluvia o bajo
el fuego,
amor mío, te espero,
te espero en el desierto más duro
y junto al limonero florecido:
en todas partes donde esté la vida,
donde la primavera está naciendo,
amor mío, te espero.
Cuando te digan «Ese hombre
no te quiere», recuerda
que mis pies están solos en esa noche, y buscan
los dulces y pequeños pies que adoro.
Amor, cuando te digan
que te olvidé, y aun cuando
sea yo quien lo dice,
cuando yo te lo diga,
no me creas,
quién y cómo podrían
cortarte de mi pecho
y quién recibiría
mi sangre
cuando hacia ti me fuera desangrando?
Pero tampoco puedo
olvidar a mi pueblo.
Voy a luchar en cada calle,
detrás de cada piedra.
Tu amor también me ayuda:
es una flor cerrada
que cada vez me llena con su aroma
y que se abre de pronto
dentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.
El agua negra, el mundo
dormido, me rodean.
Vendrá luego la aurora,
y yo mientras tanto te escribo
para decirte: «Te amo».
Para decirte «Te amo», cuida,
limpia, levanta,
defiende
nuestro amor, alma mía.
Yo te lo dejo como si dejara
un puñado de tierra con semillas.
De nuestro amor nacerán vidas.
En nuestro amor beberán agua.
Tal vez llegará un día
en que un hombre
y una mujer, iguales
a nosotros,
tocarán este amor, y aún tendrá fuerza
para quemar las manos que lo toquen.
Quiénes fuimos? Qué importa?
Tocarán este fuego
y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre
y el mío, el nombre
que tú sola supiste porque tú sola
sobre la tierra sabes
quién soy, y porque nadie me conoció como una,
como una sola de tus manos,
porque nadie
supo cómo, ni cuándo
mi corazón estuvo ardiendo:
tan sólo
tus grandes ojos pardos lo supieron,
tu ancha boca,
tu piel, tus pechos,
tu vientre, tus entrañas
y el alma tuya que yo desperté
para que se quedara
cantando hasta el fin de la vida.

Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.
Y así esta carta se termina
sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré
siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca
y un beso que jamás
se apartó de la tuya.

PABLO NERUDA

domingo, 19 de agosto de 2012

sábado, 14 de julio de 2012

A callarse


 
Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningun idioma,
por un segundo detengamonos,
no movamos tanto los brazos.

Seria un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estariamos juntos
en una inquietud instantanea.

Los pescadores del mar frio
no harian danio a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraria sus manos rotas.

Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrian un traje puro
y andarian con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.

No se confunda lo que quiero
con la inaccion definitiva:
la vida es solo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.

Si no pudimos ser unanimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamas
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos ensenie
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.

Ahora contare hasta doce
y tu te callas y me voy.

Pablo Neruda